
El enólogo Lucas Giménez, de Finca Iral y La Coste de los Andes, armó hace unos días una degustación de vinos desalcoholizados franceses y la conclusión no podría haber sido más contundente para mí: la tendencia es indetenible, discutirla es absolutamente inútil, y los pocos productos que estamos probando en estos tiempos van a ser muchos más en cantidad y muy distintos en calidad en los próximos años. Así que lo primero que puedo decir es que, si somos capaces de producir café descafeinado, leche deslactosada, cerveza sin alcohol y gaseosas sin azúcar, es absolutamente lógico que produzcamos vinos sin alcohol: no es cuestión de discutirlos, es cuestión de hacerlos bien y subirnos a la ola antes de que nos lleve puestos. Para ayudarme a llegar a esa conclusión (era la segunda vez que tomaba vinos sin alcohol), Lucas abrió un par de botellas de Chateau Lacoste, la bodega que el grupo dueño de La Coste de los Andes posee en la Provence, sur de Francia. Las botellas son preciosas y parecen diseñadas para un perfume, y debo decir que mientras una de ellas me pareció una especie de jugo más sofisticado -eso sí, rico- la otra, producida como espumante, me pareció muy interesante, y creo que, si se sirve bien fría, en copa de champagne, en muchas ocasiones puede pasar como piña. Describir ese producto -primero elaborado como vino, antes de que se le quitara el alcohol- no tiene el menor sentido, porque es sólo uno de los primeros pasos para lo que en algún momento será una bebida mucho más competitiva. Pero vale la pena saber que ya se están haciendo y que, si no nos subimos a esa tendencia, otros lo harán por nosotros. Y siempre es bueno recordar que la realidad no es ni buena ni mala sino que, simplemente, es como es. Y que si tenemos que hacer vinos sin alcohol, más vale que nos arremanguemos y lo hagamos como los dioses mandan, antes que ponernos a discutir sobre si eso es vino o no. En una de esas, los resultados nos sorprenden y le terminamos encontrando una nueva vuelta a la mejor bebida del mundo, para bien de todos los que viven de esa industria.