-Este hombre no da respiro.
-No, no hay forma de aguantarle el ritmo.
-¿Qué le parece el discurso de anoche?
-Bastante más de lo mismo, en todo sentido, desde la filosofía económica hasta las referencias impropias contra algunos de los presentes y los ausentes. Pero es muy temprano para absorberlo, así que deme tiempo. O, mejor dicho, que él nos de tiempo a todos, porque no terminamos con una cosa que ya empezamos con la otra.
-Lo de provocarlo a Kicillof fue un poco demasiado, ¿no?
-Sí. Es como que anda buscando conflicto todo el tiempo, y eso agota. Pero le voy a decir una cosa a favor de Milei, ahora que lo critican todos, incluso los que lo amaban hasta hace un par de semanas.
-Dígame.
-Con todo lo innecesario y demagógico que es pedirle la renuncia a un gobernador, Milei por lo menos se la juega.
-Sí, pero tiene otras formas de jugársela.
-Es verdad, pero a mí me gusta algo, y se lo digo ahora, cuando, repito, muchos empiezan a dudar de él: el tipo no tiene problemas en pagar costos políticos por hacer las cosas. Imagínese que, si Kicillof llegara a renunciar, Milei tendría que llenar la provincia de fuerzas de seguridad y disminuir efectivamente el delito, cosa que no sería fácil de hacer.
-Es que la provincia de Buenos Aires es un desastre de inseguridad…
-No generalice. Hay zonas y zonas. Pero igual hay un par de cosas indudables: una es que, según unos cuantos, los narcos se han ido trasladando desde Rosario hasta el conurbano bonaerense.
-¿Y la otra?
-Que Kicillof hizo desastres por culpa del garantismo de Zaffaroni. Acuérdese de que en la pandemia dejó libres a miles de presos con condena porque corrían riesgo de contagiarse de Covid…
-Dios santo.
-Por eso le insisto: no me gusta que Milei ande como un pendenciero oportunista que se quiere pelear todo el tiempo, pero le reconozco los cojones para enfrentar los problemas y poner el cuerpo. Porque no se olvide de otra cosa.
-¿De qué?
-Que todo esto surgió de la atrocidad indescriptible de la niñita de La Plata.
-No me lo recuerde.
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-¿Cómo califica el nombramiento por decreto de Lijo?
-Inexplicable para casi todos.
-Yo diría que es inexplicable para todos.
-Yo diría que no, porque Milei debe tener alguna explicación. Bah, supongo.
-¿Y qué gana Milei con eso?
-Nada. A menos que Lijo sepa cosas que sólo ellos saben, o que sea una cuestión psicológica.
-¿Qué quiere decir con “cuestión psicológica”?
-Que Milei se emperró en nombrarlo, y listo. A veces la historia se hace así. En la teoría de las relaciones internacionales a eso le llaman “variables blandas”.
-¿Y por qué se puede haber emperrado?
-Qué se yo. Milei es difícil de descifrar. Quizás ocurrió que, como venía en baja por lo del cripto-gate, buscó reafirmar su autoridad con este decretazo.
-En el gobierno dicen que es para que la Corte funcione normalmente, con cinco miembros, como dice la Constitución.
-Aprenda una cosa para la vida: todas las decisiones políticas se escudan siempre en propósitos nobles. Siempre échele una segunda mirada a todo.
-¿Y cómo cree que seguirá este tema?
-No lo sé. La verdad que es extraño, porque esto tiene muchos significados.
-Cuente.
-Uno es el método del decretazo, que nunca es ideal, porque lo mejor es que los jueces tengan acuerdo del Congreso. Pero García-Mansilla también estaba en el decreto. , y creo que si hubiera sido él solo, el asunto del decretazo hubiera tenido una repercusión pequeña, porque dicen que el hombre es impecable.
-El problema es Lijo.
-Tal cual. Porque parece que viene flojo de papeles en cuanto a su fortuna personal y es bastante ducho para cajonear expedientes.
-¿Y entonces?
-Y entonces no lo sé… ¿cómo quiere que lo sepa? Lo único que le puedo decir es que esta manera de andar a las piñas es absolutamente innecesaria en casos como este.
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-¿Vio que en diciembre crecimos el 5,5%?
-Sí, pero tenga cuidado al interpretar las cifras.
-Pero esta una cifra oficial del Indec.
-Es cierto. Pero es una cifra interanual. Nunca pierda esa perspectiva.
-¿Por qué me lo dice?
-En las estadísticas de actividad económica, hay cifras interanuales y cifras intermensuales. En las interanuales, se mide un mes contra el mismo mes del año previo, por ejemplo, diciembre de 2024 contra diciembre de 2023.
-Entiendo. Y en las intermensuales se debe medir un mes contra el mes anterior.
-Tal cual. En este caso, diciembre de 2024 también se midió contra noviembre de 2024.
-¿Y cómo dio?
-Que en diciembre se creció un 0,5% con respecto al mes anterior.
-Pero eso también es muy bueno…
-Claro. Pero no mezcle las cifras interanuales con las intermensuales. Porque este año se va a dar algo muy previsible: que como el año pasado cayó todo, las comparaciones interanuales pueden llegar a parecer espectaculares.
-O sea que me cuido de mezclar.
-Tal cual. Si quiere saber cómo está la actividad económica en cada momento, mire las intermensuales. Ahí le va a decir si estamos creciendo, estancados o en retroceso.
-¿Y esas vienen subiendo?
-Vienen subiendo. Aunque tampoco olvide que nunca es igual para todos. Algunos hablan de un rebote en “V”, que es un crecimiento muy fuerte. Pero no diga nada, por las dudas, y cruce los dedos.
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-Ya que estamos con tanto número: ¿Cuánto cayó la economía el año pasado?
-Según el Indec, un 1,8%, medido desde enero hasta diciembre.
-Al final no fue tan duro.
-La verdad que no. Y eso que hubo un ajuste fenomenal.
-¿Usted le cree al Indec?
-El director del Indec es Marco Lavagna, que viene desde la gestión de Alberto Fernández. Si le creía el año pasado, cuando decía que estábamos cayendo fuerte y con inflaciones altísimas, no veo por qué dejar de creerle ahora.
-Y eso que se hizo el ajuste más grande de la historia.
-No se crea eso. No fue así.
-Pero Milei lo dice todos los días, hasta con orgullo.
-Ajuste grande fue el Duhalde en 2002. Aquel año la economía cayó el 4%, el dólar saltó de 1 a 4 pesos, nadie confiaba en los bancos, a los dólares depositados los transformaron en pesos que no valían nada, y estábamos llenos de bonos: Lecop, Petrom… había 14 monedas en la Argentina.
-Cierto.
-No hay punto de comparación entre aquel ajuste y el actual. Hoy tenemos los bancos prestándole a full a los privados porque el Estado ya nos les pide plata, y el peso se ha fortalecido, al punto que varios hablan de atraso cambiario. Y el dólar vale menos que año pasado.
-Es verdad, cuando uno mira esos datos…
-Se lo vuelvo a decir: aquel ajuste fue mucho más duro que éste. Y le dejo otro dato para que tenga en cuenta, mientras ruego para que se repita la historia: la salida de aquel ajuste fueron cuatro o cinco años de crecimiento espectacular.
Y UN VINO, POR SUPUESTO
Hay ciertos vinos que, cuando uno los vuelve a probar, llevan siempre a una agradable sensación de familiaridad. Me acaba de ocurrir con El Gran Malbec de Ricardo Santos 2019, que Patricio y Pedro Santos me obsequiaron después de haber disfrutado de la experiencia que el chef Hernán Taiana está desarrollando en su bodega de Maipú. Se trata de un Malbec de la finca La Madras, ubicada en Russell, en el mismo lugar de la bodega, que tiene ese sabor de los Malbec de antes, de los que nos conquistaron hace algunos lustros, y que permanecen en la memoria como aquello que nos hizo descubrir los primeros placeres de muchas cosas. Este Gran Malbec tiene la fruta, el jugo, la elegancia y la estructura de los Malbec de la Primera Zona, los del sabor original que formateó a nuestros paladares. Y Ricardo Santos, padre de Patricio y Pedro, fue uno de los grandes pioneros del varietal, al punto que supo ligarlo a sí mismo al bautizar a ese vino con su propio nombre. Repasar esas etiquetas históricas no sólo es un placer, sino que equivale a hacer un pequeño viaje de retorno a la cuna de nuestros sabores.
